Germinar las semillas de marihuana es sencillo. Necesitarás dos platos, unos cuantos trozos de papel de cocina y un poco de agua.
1. En primer lugar, humedece el papel y colócalo en el primer plato. Pon las semillas encima (separadas uniformemente) y pon un par de trozos más de papel mojado encima. Drena el exceso de agua; ¡las semillas no deben estar encharcadas!
Coloca encima el segundo plato boca bajo. Esto garantiza la oscuridad y humedad suficientes para que haya la germinación.
2. Coloca los platos en un lugar cálido (a unos 21 °C). Comprueba el papel cada dos días para que no se seque y rocíalo con más agua si fuera necesario. Al cabo de unos días, con suerte, verás unas pequeñas raíces que emergen de las semillas, que pueden tardar hasta diez días en brotar.
3. Cuando ya tengan unos cuantos milímetros de raíz, pásalas a un recipiente pequeño que habrás llenado con tu sustrato de cultivo preferido (lana de roca, fibra de coco o tierra). Las semillas deben colocarse de dos a cinco milímetros por debajo de la superficie de tu sustrato de cultivo, con la raíz hacia abajo. Cúbrelas con una fina capa de sustrato.
4. Al cabo de uno a tres días de plantarlas, las plántulas empiezan a emerger del medio de cultivo. Déjalas que se acostumbren gradualmente a la luz del sol, algo importante si tienes intención de moverlas al exterior. Un alféizar es ideal; aumenta la exposición solar una hora cada día.
Si cultivas las plantas en interior, la luz artificial ya va bien. Con las lámparas de alta intensidad de descarga, las plántulas deben estar a una distancia entre 50 y 80 cm de la bombilla.
Para más información sobre cómo germinar semillas de marihuana, puedes consultar esta publicación del blog.