Las semillas feminizadas son fundamentalmente semillas de cannabis que solo producen plantas genéticamente hembras.
Por lo general, una planta de cannabis tiene una predisposición mayor o menor a convertirse en macho o en hembra. Esto está regulado por dos cromosomas, conocidos por todo el mundo como cromosoma X y cromosoma Y. Una planta con dos cromosomas XX se convertirá en una planta hembra; una planta con un cromosoma X y un cromosoma Y, se convertirá en una planta macho.
Las semillas feminizadas se crean forzando a una planta hembra a producir flores macho mediante un tratamiento especial. Esto convierte con eficacia a la planta hembra en una planta hermafrodita, lo que permite producir semillas que solo tengan cromosomas XX, es decir cromosomas femeninos.
Antes de que estas semillas puedan ser comercializadas como semillas feminizadas, es necesario someterlas a años de pruebas y a un complicado programa de reproducción en múltiples fases, para asegurarse de que las plantas que producen son totalmente estables y constantes.